La noche avanzó entre emociones y momentos entrañables. Los novios abrieron la pista con su vals, seguidos de los bailes familiares que tocaron fibras profundas: la novia con su padre, el novio con su madre y, como un detalle muy especial, la novia compartiendo una canción con sus tres hermanos. Instantes que recordaron a todos la fuerza de los lazos familiares.

La experiencia culinaria estuvo a cargo de Koko Khoury, quien deleitó con un menú que combinó sabor y presentación impecable. Además, los invitados disfrutaron de distintas estaciones: café y té, papas, y un rincón de postres que se convirtió en parada obligada durante la fiesta.

Detrás de cada detalle hubo un gran reto: trasladar todo el mobiliario hasta la hacienda, a tres horas de distancia del evento. Sin embargo, con planificación, trabajo en equipo y compromiso absoluto con los novios, cada pieza llegó a tiempo, logrando que el resultado fuera impecable.